Mi nombre es Nana.

Nací y crecí en Curazao. Yo soy inicialmente  criado como católico y criado como evangélico después de la conversión de mi madre. 

Y como la mayoría de los antillanos  También siempre creí que Dios existía.

Cuando tenía siete años, mi madre, mi hermana y yo nos mudamos a Holanda.  Tres años después, un cristiano se acercó a mi madre en la calle y desde ese momento comenzamos a ir a Evangelie Gemeente De Deur en Breda. Siempre me gustó ir a la escuela dominical.

Ir a la iglesia fue lo más natural del mundo para mí. 

En la iglesia la gente siempre hablaba de conversión y yo pensaba:  eso no es necesario, porque he ido a la iglesia toda mi vida, nunca he bebido ni fumado. Me veía a mí mismo como un buen cristiano. Pero la Biblia dice claramente, a menos que un hombre nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios (Juan 3: 3).

Empecé a pensar en ello y supe que si moría, Jesús no me aceptaría porque yo nunca lo acepté. Ir a la iglesia con mi madre no significaba que fuera salvo. 

Esta convicción me hizo querer hacer una elección por Jesús. Lo he aceptado como Salvador y Redentor de mi vida. ¡Esa es la mejor elección que he hecho en mi vida! He visto muchas maravillas y señales de Dios.

¡Experimento el amor de Jesús todos los días y tú también puedes experimentarlo!

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